Una de las cosas que me ha llamado la atención de Roma, es la cantidad de vírgenes que hay en las calles. En cada esquina hay una virgen, ya sea de piedra, de mosaico, pintada, de piedra policromada...
Sus orígenes se remontan a épocas paganas, cuando se hacían pequeños santuarios en las calles para honrar a los lares. Una vez el cristianismo se oficializó, se fueron utilizando los nuevos iconos religiosos.
Ay mi Roma!!!
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