No es la primera vez que estoy en Zaragoza, de hecho he pasado mil veces por ahí porque es el punto medio entre Bilbao y Zaragoza, pero esta vez la he visto con otros ojos (vamos, más diurnos que nocturnos).
Los que me seguís ya sabéis más o menos lo que me gusta, así que ya imaginareis que este lugar me encanta, el Pasaje del Comercio y la Industria, más conocido como Pasaje de El Ciclón.
El pasaje se construyó en el interior de un edificio de viviendas entre 1882 y 1883, obra del aqrquitecto Fernando de Yarza por orden del propietario, el Marqués de Ayerbe.
Fue un lugar muy concurrido y de vanguardia en su época y está en un lugar privilegiado a escasos metros de la Plaza del Pilar, pero con los años modernos, el lugar fue cayendo en el desuso y olvido.
En los últimos años, el lugar ha ido recobrando vida con la apertura de nuevos locales, y es que no se como un lugar así, lleno de historia, tan bonito y con una inmejorable localización puede caer en el olvido.
Dentro del pasaje, uno de los lugares que han abierto es el Café Botánico. Un sitio precioso con mucho encanto donde poder tomarte algo en un ambiente bonito y fresco, lleno de plantas; y es que es un concepto de cafetería y floreistería, aunque apuestan más por las plantas en maceta, ecológicas y especies autóctonas.
Aparte de ser un lugar precioso, otro aspecto que me encanta es que una de sus puertas mantiene el aspecto original.