Son los llamados candados del amor. Había oido hablar de ellos, pero no me imaginaba que se estuviera extendiendo tanto este nuevo ritual de amor.
El culpable de ello es el escritor Federico Moccia en su libro Tengo ganas de ti.
En dicho libro (sea dicho, que no lo he leido) sus protagonistas sellan su amor sobre el puente Milvio de Roma. La práctica sobre este puente se ha extendido tanto que mirar como esta el pobre... ¡¡lleno de amor!!
La expansión europea es evidente, y en ciudades como París han declarado la colocación de los candados en los puentes como "una violación contra la protección del patrimonio".
El caso del puente Romano es exagerado, y esperemos que nuestro querido Puente del Arenal no siga ese camino; pero yo pondré uno.
Un besin grande guapa
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